Cómo cambiar la cuerda de una persiana alicantina
Las persianas alicantinas son una de las alternativas más demandadas, ya que disponen de un uso muy sencillo y son muy recomendables para las puertas y balcones mediterráneos; el problema es que, en algunos casos, el paso del tiempo o el uso pueden hacer que la cuerda se rompa y haya que cambiarla. Por eso, en este post te mostramos cómo cambiar la cuerda de una persiana alicantina paso a paso.
Cómo cambiar la cuerda de una persiana alicantina
Las persianas alicantinas funcionan mediante una cuerda o un cordón que permite recoger las láminas y enrollarlas, consiguiendo una mayor protección del sol y los insectos en el interior de la vivienda; una rotura o desgaste de la cuerda puede impedir su funcionamiento. Por eso, a continuación te mostramos todo lo que debes saber para cambiar la cuerda de una persiana alicantina.
Herramientas necesarias
Para poder cambiar la cuerda de la persiana necesitas tener a tu disposición las siguientes herramientas:
- Llave inglesa: también puedes utilizar unos alicates.
- Martillo.
- Destornillador mediano de punta plana.
- Mechero.
- Cuerda de calidad: esta debe medir, como mínimo, 3 veces la longitud de la persiana; además, es recomendable que sea de nylon.
Cambiar la cuerda de una persiana alicantina: 4 pasos
Una vez tengas todas estas herramientas, cambiar la cuerda de una persiana alicantina es un proceso bastante sencillo que te llevará unos minutos; a continuación te mostramos cómo hacerlo en 4 pasos.
1. Descolgar la persiana alicantina
Lo primero que debes hacer es enrollar la persiana alicantina, para poder manejarla mejor. Si su instalación es en el interior de un hueco, lo más habitual es que hayas usado cáncamos abiertos, hembrillas, para su colocación; entonces, descolgarla debes girar un poco más las muñecas, hasta lograr que se desenganche.
2. Sacar los grampillones
Una vez la tengas descolgada, lo que tienes que hacer es desenrollarla, por la cara anterior, en una superficie amplia; debes ir a su montante, al extremo de la cuerda que está fijo con grapas o grampillones.
Cuando lo tengas localizado, el siguiente paso es hacer palanca en estos grampillones, con un destornillador plano, y utilizar los alicates para poder extraerlos. Es importante que tengas en cuenta que si se trata de una persiana alicantina de PVC, puedes holgar las grapas mientras tiras para favorecer su salida; el problema es que si es de madera es posible que salga alguna astilla.
3. Cambiar la cuerda
Cuando ya hayas extraído las grapas o grampillones, puedes extraer la cuerda antigua y preparar la nueva. Ha llegado el momento de cortarla; aquí debes tener mucho cuidado y medir bien. Debes usar un encendedor para evitar que se deshilache y fundir los extremos recién cortados.
A continuación, tienes que situar uno de los extremos fundidos en la misma posición en la que se encontraba la cuerda antigua; deberás volver a utilizar grapas o grampillones y, si es necesario, te puedes ayudar de golpes cortos y precisos para favorecer la fijación del nuevo cordón. Si es necesario, ya que con los golpes no es suficiente, te puedes ayudar de un martillo.
4. Recolocar las alicantinas
Para finalizar, debes girar la persiana alicantina con la cuerda y pasar el otro extremo por la polea; después, tienes que volver a enrollarla, para engancharla con las alcayatas o las hembrillas; debes tener en cuenta que el pomo o tirador debe mirar hacia ti y no hacia la cara exterior.
Tips a tener en cuenta
Cambiar la cuerda de una persiana alicantina es un proceso muy rápido y sencillo; en cualquier caso, te traemos unos consejos que te pueden ayudar durante la instalación:
- Analiza la parte superior de la persiana: de esta forma, puedes conocer la posición exacta de los cáncamos; lo que debes hacer es dividir este producto en 4 partes iguales e instalar 1 cáncamo a ¼ de distancia entre ellos.
- Instalación dentro del hueco: debes usar hembrillas abiertas para los tacos y cáncamos cerrados para el lomo del montante.
- Fijación a la pared: debes emplear alcayatas.
- Medidas de la persiana alicantina: para su instalación en una puerta, debes restar 1 o 2 cm del largo de este espacio, para que no roce el suelo; para el ancho, tienes que sumar 10/12 cm a la anchura de la puerta. Por su parte, si vas a utilizarla para una ventana, debes añadir 10/15 cm a la altura y 10/12 cm a la anchura del espacio.
Ventajas de una persiana alicantina
Aunque las persianas alicantinas son más demandadas en la zona mediterránea, su uso es muy recomendable en cualquier lugar, ya que permiten una regulación fácil y sencilla de la luz en el interior de tu vivienda, por eso, la instalación de persianas alicantinas no ha parado de aumentar durante los últimos años; además, aportan una mayor intimidad y evitan la entrada de insectos mientras mantienen tu estancia a la temperatura perfecta. A continuación te mostramos las principales ventajas de disfrutar de una persiana alicantina en tu vivienda:
- Oscurecimiento: su funcionamiento es muy sencillo y te permite abrir o cerrar la persiana para tener más o menos oscuridad en el interior de tu vivienda; eso sí, nunca tendrás una oscuridad total, ya que entre una lama y otra siempre hay una pequeña rendija.
- Ventilación: al dejar ese pequeño espacio entre lamas, aunque cierres completamente la persiana siempre entrará aire y creará corrientes que favorecen la entrada del frescor exterior.
- Protección solar: de esta manera, los rayos solares no inciden directamente en el cristal, evitando su calentamiento y el aumento de temperatura en el interior de la vivienda.
- Estética: las persianas alicantinas dan un toque vintage a tu vivienda y los modelos de madera son ideales para entornos rurales.
- Precio: una de las principales ventajas de las persianas alicantinas es que tienen un coste menor que otros modelos similares, ofreciendo los mejores resultados con la mínima inversión.
En definitiva, cambiar la cuerda de una persiana alicantina es un proceso sencillo que puedes realizar tú mismo/a en unos minutos; por eso, no dejes de disfrutar de todas las ventajas de tu persiana porque la cuerda se haya roto o desgastado.